UNIDAS: una escuela para potenciar el liderazgo femenino

abril 28, 2021

María Alejandra Menaldo es oriunda de San Marcos, Guatemala. Creó una escuela en su pueblo natal para que más mujeres puedan desarrollarse en su ámbito profesional y personal.

Cada vez que a Alejandra le preguntan quién es ella siempre habla de su lugar de origen: San Marcos, una ciudad ubicada en el oeste de Guatemala, muy cerca de la frontera con México. “Ahí he vivido mi infancia, mi adolescencia y todos esos momentos que marcaron mi identidad, mi vida mis actitudes y mis valores”, afirma y confiesa: “Ese es mi motor para hacer muchas cosas, porque cuando vienes de un lugar pequeño se cree que tus sueños o aspiraciones tienen que ser pequeños también, y es todo lo contrario”. 

La vocación también la encontró en San Marcos, en varias ocasiones, siendo una de ellas el terremoto de 2017. “Estudié Relaciones Internacionales y trabajaba en el sector privado como relaciones públicas para una firma de abogados y ahí se me hizo muy difícil vender cosas, estaba bloqueada. Pero cuando tuve que salir a la calle a pedir dinero en una colecta con un grupo de jóvenes para conseguir víveres se me hizo muy fácil, ahí me di cuenta de que mi vocación estaba más tirada a lo social”, destaca.

Desde entonces, Alejandra se dedicó al trabajo en la sociedad civil y en organizaciones de jóvenes. Hoy, también en San Marcos, dirige UNIDAS, una escuela de liderazgo de formación extracurricular que tiene como objetivo brindar una oferta educativa innovadora y variada a mujeres para que puedan desarrollarse personal y profesionalmente. Para este 2021, incorporan un segundo eje de trabajo a su organización, Incidencia Sociopolítica, en el cual desarrollarán el libro “Mujeres Marquenses que Inspiran”, con el que buscan reconocer y visibilizar la trayectoria e impacto de 15 mujeres del Departamento.

“Guatemala es un país hiper centralizado. El centro político, económico, social y cultural está en Ciudad de Guatemala y San Marcos está a 250 kilómetros. Las mujeres tenemos desventajas y desigualdades por no estar en la capital y por el hecho interseccional de ser mujeres y también de ser jóvenes”, apunta Alejandra y agrega a estos factores el impacto del Covid.

Aunque en su entorno hubo muchos hombres que le cuestionaron por qué quería fundar una escuela de liderazgo solo para mujeres, Alejandra siguió adelante con la escuela a la que define como un lugar no solo para aprender habilidades para el ámbito profesional, sino también, como un espacio de aprendizaje a nivel individual y para la colaboración y crecimiento con otras mujeres. 

Alejandra reconoce que UNIDAS nació como “una corazonada”. Sin embargo, al abrir la convocatoria para ver cuántas chicas podían sumarse se postularon quince mujeres. “Más que planificar el proyecto se armó un círculo de confianza y una semana después lanzamos una nueva convocatoria y se sumaron otras treinta chicas”, apunta. Pero al segundo mes de abierta la escuela, llegó la pandemia. “Eso nos hizo sentarnos a pensar en nuestro modelo. Éramos 100% presencial y nos costó reimaginar cómo iba a ser el modelo digital, pero al implementarlo fue muy fácil, porque veníamos con las habilidades digitales incorporadas y con el contexto coyuntural para hacerlo”, sostiene y aclara que el reto ahora era llegar a quienes no tenían estas habilidades o acceso a Internet. 

A pesar de las dificultades, en 2020 y a solo siete meses de la adaptación digital, UNIDAS llegó a dieciséis departamentos del país y a siete países de Latinoamérica. En total alcanzaron a 800 mujeres de entre 15 hasta 58 años y se implementaron cinco diplomados relacionados a la tecnología, el liderazgo y la perspectiva de género, entre otras temáticas. También, llevaron adelante cinco proyectos ligados al feminismo y la innovación.

Fue en este contexto que llegaron al programa de Fellowship de Yunus & Youth. Alejandra ya había escuchado hablar sobre el profesor Muhammad Yunus.Primero, se interiorizó en sus conceptos de empresa social para un emprendimiento anterior enfocado en en el trabajo con un colectivo de tejedoras, luego vio en redes sociales que una amiga de la universidad lo había conocido y durante 2020, dio con la publicación de un amigo que fue seleccionado en el programa de Fellowship anterior.“Todas las señales llevaban a Yunus, entonces vi la convocatoria y me animé”, afirma. “El programa me ha encantado porque me ha hecho hacerme preguntas que no me había hecho antes y que ya daba por sentado”, asegura. 

Alejandra también destaca el intercambio con el resto de los fellows. “Me gusta porque hablamos de cómo nos va y de qué obstáculos se nos presentan. Nos apoyamos y nos damos consejos”, sostiene y aconseja: “A quien quiera aplicar, le diría que no tenga miedo. No todas las ventanas se van a abrir, pero sí puede pasar si uno sigue probando, probando y probando”. 

La misión de Alejandra es que UNIDAS se convierta en una escuela referente en feminismo e igualdad de género a nivel nacional. “Nos encantaría, por lo menos, tener cuatro sedes más cubriendo los puntos cardinales de la escuela a nivel nacional, para que en otros departamentos que puedan gestionar a nivel local sus propios diplomados”, describe la emprendedora que anima a “no tener miedo al emprendimiento social. “La mayoría de nosotros empezamos probando con mucha vocación”, reconoce y para cerrar, deja sus consejos para quienes quieran iniciar su propio proyecto: “Recomiendo tener identificada cuál es tu causa, el motivo que te lleva a pensar en soluciones que podrían funcionar y después, postularte a Yunus & Youth y ser más técnico para llevarlo adelante”.

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